La importancia de la retrospectiva de Georgia O’Keeffe que tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1946 fue reconocida hace tiempo en la bibliografía sobre O'Keeffe (imagen 1)1. Se trató de la primera retrospectiva de la artista en el epicentro de la comunidad artística estadounidense y fue la segunda exposición del museo dedicada al arte de una mujer2. Lo que sigue identifica otro componente igual de importante respecto de la significación de la exposición. Tanto el comunicado de prensa como su subtítulo (“Por fin, una mujer en papel”) codificaban este fenómeno como un hecho y ponían efectivamente en marcha el que quizás sea el mito más popular y omnipresente en la literatura sobre O'Keeffe.
El 31 de diciembre de 1915, el internacionalmente conocido fotógrafo, galerista y principal adalid del arte moderno estadounidense, Alfred Stieglitz, supuestamente exclamó: “Por fin, una mujer en papel”, al ver la obra de O'Keeffe por primera vez. De hecho, desde 1946, la frase se ha repetido casi todos los años tanto en las reseñas de las exposiciones de O'Keeffe como en los artículos, libros y biografías sobre ella. No obstante, como quedará claro más adelante, aquel día Stieglitz no dijo “Por fin, una mujer en papel”, pese a que, en el comunicado de prensa de la exposición de 1946, se afirmaba que sí había pronunciado esa frase.
El curador de la exposición, James Johnson Sweeney, tuvo un papel decisivo a la hora de redactar el comunicado de prensa de doce páginas (imagen 2; pdf), es decir, nueve páginas más extenso que los que solían redactarse en el museo por ese entonces. El comunicado incluía la lista de verificación de la exposición, listas de exposiciones anteriores de O'Keeffe y de sus cuadros en colecciones públicas, su curriculum vitae e información sobre su formación y educación. Además, explicaba que su obra tenía influencias del artista y profesor Arthur Wesley Dow e incluía descripciones de O'Keeffe de momentos importantes en el desarrollo de su arte. Asimismo, incluía extractos del ensayo que Sweeney estaba preparando para el catálogo de la exposición, que nunca llegó a publicarse3.
El comunicado de prensa también incluía una carta de 1916 que O'Keeffe le había enviado a Stieglitz, quien, ese año, pasó a ser su marchante y, en 1924, se convertiría en su marido. Su tercera página llamaba la atención acerca de esta carta y de cómo Sweeney la había obtenido: “En el catálogo, el Sr. Sweeney cita un considerable conjunto de correspondencia inédita entre la artista y su descubridor, Alfred Stieglitz, que la Srta. O'Keeffe puso a su disposición generosamente”. Sin embargo, la “primera correspondencia inédita” también incluía cartas que O'Keeffe había escrito en junio, agosto y octubre de 1915 y en enero de 1916 a Anita Pollitzer, quien fuera su amiga de Nueva York y antigua compañera de clase en esa ciudad4.
Por aquel entonces, O'Keeffe daba clases en Carolina del Sur y había enviado por correo una serie de dibujos recién terminados a su amiga. Pese a que O'Keeffe le había ordenado a Pollitzer que no se los enseñase a nadie, esta última se los llevó a Stieglitz a su famosa galería vanguardista, 291, el 31 de diciembre de 1915. Cuando este los vio, supuestamente manifestó: “Por fin, una mujer en papel”.
Sin duda, el subtítulo de la exposición recuerda la descripción que Stieglitz hizo de las innovadoras abstracciones de O'Keeffe cuando las expuso por primera vez en 1916. Escribió: “‘291’ nunca había visto a una mujer expresarse en papel con tanta franqueza”5. La frase también evoca cómo Stieglitz describió la obra de O'Keeffe en una carta que este envió a su amiga, la fotógrafa Anne Brigman, a fines de 1917 o principios de 1918, luego de la exposición individual de O'Keeffe que el propio Stieglitz había organizado en 1917. En su carta, afirmaba: “La sala [291] nunca había sido tan gloriosa como lo fue durante su última exposición: la obra de la Srta. O'Keeffe —Una mujer en papel— es audaz. Autoexpresión pura”6. Asimismo, Stieglitz utilizó palabras similares al escribirle a O'Keeffe en 1918, cuando ella daba clases en Texas: “Por supuesto, me pregunto qué has estado pintando, qué aspecto tiene, qué te ha colmado, la Gran Niña plasmando en papel algo más de su yo Mujer.… pura, verdadera, inmaculada”7. Sin embargo, ninguna de las palabras de Stieglitz transmite el dramatismo y el impacto promocional de “Por fin, una mujer en papel”.
Si Stieglitz hubiera pronunciado la frase en 1915, ¿acaso Pollitzer no la habría evocado cuando le escribió a O'Keeffe aquella tarde, después de haber enseñado a Stieglitz la obra de la artista? Sin embargo, en su carta, escrita a tinta y en cursiva, no la incluía. Solo decía: “Podemos advertir que la autoría pertenece a una mujer porque son creaciones genuinamente refinadas. Se trata de una mujer fuera de lo común, con una mentalidad amplia. Es más grande que la mayoría de las mujeres, pero tiene la emoción sensible. Yo sabría que es una mujer. Observen esa línea.… es de las cosas más puras, refinadas y sinceras que hayan ingresado a 291 en mucho tiempo.… No me molestaría en absoluto exponerlas en una de estas salas”8.
Además, ¿acaso O'Keeffe no habría repetido la frase “Por fin, una mujer en papel” al escribir a su íntimo amigo Arthur Macmahon el 6 de enero de 1916, cuando citaba la carta de Pollitzer?9 Sin embargo, ella escribió lo siguiente: “A Stieglitz le gustaron [sus dibujos]. Dijo que eran una de las cosas más puras, refinadas y sinceras que habían ingresado a 291 en mucho tiempo y que quizás quisiera exponerlas más adelante”10. La ausencia de la frase en la carta de O'Keeffe sugiere que esta no figuraba en la carta de Pollitzer. Sin embargo, ahora la vemos allí, mayormente redactada a lápiz, de puño y letra de Pollitzer, e insertada entre las líneas cursivas de la carta de Pollitzer escrita a tinta (imagen 3). Por ende, difiere en cuanto a medio, estilo y tono de la reacción más razonada de Stieglitz que Pollitzer había plasmado en tinta. Entonces ¿cómo, cuándo y por qué la insertó Pollitzer en una carta que había estado en posesión de O'Keeffe desde que la recibió en 1916?
La diferencia del medio (de escritura) se señaló por primera vez en las publicaciones, en 1983, y la frase escrita a lápiz se consideró entonces como algo que Pollitzer tal vez había añadido posteriormente, antes de enviar la carta por correo el 1 de enero de 191611. No obstante, esta diferencia pronto quedó opacada por la publicación en 1990 de la correspondencia entre O'Keeffe y Pollitzer12. En ella, la carta que Pollitzer había escrito el 31 de diciembre de 1915 figuraba erróneamente con la fecha de 1 de enero de 1916, a la vez que no se mencionaba el hecho de que la frase se había insertado entre las líneas de la carta ni se hacía distinción entre sus componentes a lápiz y a bolígrafo. Quienes consultaran el libro en lugar de la carta original no sabrían que la frase “Por fin, una mujer en papel” había sido insertada a lápiz y que podría no ser original de dicho documento epistolar. Teniendo en cuenta que O'Keeffe no incluyó la frase en su carta a Macmahon y que la historia en torno a esta no figuraba en la literatura sobre O'Keeffe, como veremos aquí, es más probable —como quedará claro— que Pollitzer haya insertado la frase en 1946 o poco después, una vez que la frase y su historia de origen fueron validadas como hecho real en el comunicado de prensa de la exposición de O'Keeffe de 1946.
Aunque la frase “Por fin, una mujer en papel” supuestamente se pronunció en 1915, solo apareció en la literatura trece años más tarde, lo que parece extraño, dado que se había escrito mucho sobre O'Keeffe desde 1916 y que la frase fue considerada más adelante como “eminentemente citable”13. Cuando Louis Kalonyne, amigo de Stieglitz, escribió la reseña de la exposición de O'Keeffe de 1928, registró por primera vez la frase y su historia de origen. Se dice que Stieglitz dijo emocionado “Por fin, una mujer en papel” a la amiga neoyorquina de O'Keeffe que le había enseñado los dibujos"14. Sin embargo, la frase no tomó fuerza en el material que se publicó sobre la artista.
Tanto la frase como la historia de su origen volvieron a surgir 13 años después, en una entrada anónima escrita en 1941 sobre O’Keeffe en Biografía actual15. “Sin su autorización, la amiga le mostró los dibujos a Alfred Stieglitz, quien dijo: ‘Por fin, una mujer en papel’”. Según el libro, lo dijo con un tono libidinoso, un adjetivo que nos puede llamar la atención aquí. Su uso acá sugiere que Stieglitz escribió la entrada o realizó su aporte a ella, ya que le encantaba generar controversias. Es más, el adjetivo alude a cómo O’Keeffe y su arte lo excitaban y lo satisfacían, al igual que la manera como él había percibido y promocionado su arte desde 1916: como una manifestación de la sexualidad femenina16.
Pasaron dos años antes de que la frase y la historia de su origen volvieran a ser citadas. El curador Daniel Catton Rich, amigo de O’Keeffe y Stieglitz, hizo referencia a ambas en su ensayo para el catálogo de la primera exposición retrospectiva de O’Keeffe, que él mismo organizó en el Instituto de Arte de Chicago en 1943. Rich señaló: “En 1916 [sic], [O’Keeffe] le envió a Anita Pollitzer a Nueva York un rollo de bosquejos con la condición explícita de que no se los mostrara a nadie.… Pollitzer desobedeció el pedido de O'Keeffe y rápidamente se colocó el rollo de bosquejos bajo el brazo y se los llevó a uno de los pocos hombres en Estados Unidos capaces de apreciarlos: Alfred Stieglitz.… Este quedó impresionado al instante con los dibujos de O’Keeffe. ‘Por fin, una mujer en papel’, exclamó”17. No se sabe si Rich citó la frase y la historia de su origen por sugerencia de Stieglitz, ya que aún no había cobrado mucha fuerza en el material publicado sobre O’Keeffe, incluso después de la sugestiva entrada en Biografía actual en 1941.
Queda claro en el ensayo del catálogo que Rich desconocía las implicaciones sexistas de la frase y de la historia de su origen. Fue el primer material publicado sobre O’Keeffe en donde se disociaba su arte de las interpretaciones sexualizadas que habían dominado su recepción desde 191618. Rich comentó:
En la primera reseña de la exposición en la revista Camera Work de Stieglitz, se sugiere que estos dibujos pueden tener un interés psicoanalítico. Por emocionante que fuera esta observación para un período de fascinación por Freud, a la larga, ha resultado perjudicial para O’Keeffe como artista. Dicha sugerencia desencadenó una serie de explicaciones sexuales y místicas de su arte, que, a veces, se interpusieron en el camino de la comprensión19.
“Por fin, una mujer en papel” se citó una vez en las reseñas sobre la exposición de Chicago en 1943 como “Al fin, una mujer en papel” y otra vez en 1945 de ambas formas20. En su reseña de la exposición de O’Keeffe en la galería de Stieglitz de ese año, Janet Hollis citó “Al fin, una mujer en papel”, mientras que “Por fin, una mujer en papel” se utilizó en el título y luego se citó en el texto de un artículo sobre O’Keeffe en U.S.A. An American Review21. Sin embargo, ni la frase ni la historia de su origen tomaron fuerza en el material que se publicó sobre la artista hasta 1946, cuando ambas frases fueron autenticadas como un hecho en el comunicado de prensa de la exposición de O’Keeffe y luego repetidas de manera regular en las publicaciones. Sweeney, tan aparentemente inconsciente de las implicaciones sexistas de la frase como Rich, escribió: “Estas palabras [‘Por fin, una mujer en papel’], pronunciadas por Alfred Stieglitz en 1915 fueron el lanzamiento real de Georgia O’Keeffe”22.
Aunque parezca extraño, dado su posterior rechazo a permitir que se asocie su arte con su género, se sabe que O'Keeffe no expresó ninguna objeción a la frase o a la historia de su origen23.Es muy probable que tuviera entonces la misma opinión que había expresado en una entrevista con Michael Gold en 1930, donde afirmaba: “Haciendo uso de todas mis habilidades, intento realizar una pintura que sea toda de mujer, así como toda de mí”24. Había expresado por primera vez sus sentimientos sobre este tema en la carta que le escribió a Pollitzer el 4 de enero de 1916 sobre sus abstracciones al carboncillo de 1915: “La cosa [su obra] parece expresar de alguna manera lo que quiero que exprese, pero también parece algo afeminada. Se trata básicamente de un sentimiento de mujeres: de alguna manera, me satisface”25. Y, en 1946, al igual que los hombres, O’Keeffe tal vez creía que Stieglitz había exclamado “Por fin, una mujer en papel” al ver su obra por primera vez.
Es posible que se haya dado cuenta de que, si bien la frase hacía referencia a su propio logro, también recordaba en forma indirecta a Stieglitz. Mucho antes de la exposición de 1946, Stieglitz había realizado posiblemente su logro más destacado: un retrato fotográfico compuesto de O’Keeffe,y que completó entre 1917 y 1937, cuando se retiró de la fotografía, sin duda alguna, dicho retrato fotográfico compuesto constituyó su propia “Mujer en papel”. Las primeras fotografías que Stieglitz le tomó a O’Keeffe solían presentar a la artista desnuda o semidesnuda y, en ocasiones, posando frente a sus obras abstractas, señalándolas con las manos. Stieglitz expuso 45 fotografías en 1921, cuando todavía estaba casado con su primera esposa y vivía con O’Keeffe, la exposición causó sensación.
Era evidente que Sweeney tenía en mente a la “Mujer en papel” de Stieglitz. En pasajes de su ensayo para el catálogo, que se incluyó en el comunicado de prensa, hizo referencia a la exposición de 1921. En su carta, afirmaba: “La esencia del arte de O’Keeffe es una expresión de emoción intensa, cruda, pero siempre limitada. Y la manera en que O’Keeffe llegó a esto fue desnudándose mediante la crítica más severa”. El crítico anónimo de Time tomó las palabras de Sweeney y tituló su reseña “Desnudez austera”. El crítico de arte Henry McBride se refirió al hecho en forma directa en su reseña:
Me llamó la atención, casi de inmediato, algo de algunas fotografías que mostraban cada aspecto concebible de O’Keeffe: se trataba de una nueva creación en fotografía y algo nuevo en la manera de presentar a una artista en ciernes. Esto causó revuelo. La Mona Lisa solo tuvo un retrato del que valiera la pena hablar, mientras que O'Keeffe tenía cientos. Eso la puso en el mapa de inmediato. Todos sabían su nombre. Se volvió lo que se conoce como una figura de los periódicos26.
También queda claro que Sweeney estaba pensando en la “Mujer en papel” de Stieglitz dado que le sugirió exponer algunos de sus ejemplares en una sala adyacente a las de la exposición de O’Keeffe27. Stieglitz rechazó la idea aduciendo que no representaría la magnitud de su logro. Sin embargo, esto quizás fue una excusa, ya que sabía muy bien cómo la exposición de 1921 había ofendido e indignado a O’Keeffe.Dicha exposición ofreció equivalencias visuales de cómo Stieglitz promocionaba la obra de O’Keeffe y dio lugar a que los críticos asociaran su arte con su cuerpo y su sexualidad. De hecho, y tal vez por insistencia de O'Keeffe, Stieglitz solo expuso ocasionalmente una o algunas de estas fotografías durante su vida después de 192128.
Cualquiera fuera el caso, O’Keeffe apoyaba la mayoría de los esfuerzos de Sweeney. Le había permitido publicar una de sus cartas a Stieglitz en el comunicado de prensa y le había pedido a su amiga Pollitzer que le proporcionara las cartas que ella le había enviado. La amistad entre las dos mujeres se había mantenido, y ambas vivían en Nueva York en 1946, hasta junio, cuando O’Keeffe se fue a pasar el verano a Nuevo México. Pollitzer le había entregado a Sweeney las cartas que recibió de O’Keeffe y, como estaba preparando una reseña de la exposición de O’Keeffe de 1946, debe de haber pedido a su vez acceder a las cartas que ella le envió a la artista29. Al revisar su carta del 31 de diciembre de 1915, se debe de haber dado cuenta de que no aparecía la frase “Por fin, una mujer en papel”.
Pollitzer ignoraba el grado en que el tono promocional de la frase difería de la respuesta más cautelosa de Stieglitz que ella había descrito en la carta original, su historia y la historia de su origen en el material publicado, o que insertarlo en lápiz pondría más tarde en duda su originalidad. Sin embargo, sabía que “Por fin, una mujer en papel” se había convertido en el mantra del comunicado de prensa de 1946 y quizás pensó que no recordaba con exactitud cómo había respondido Stieglitz cuando le mostró la obra de O’Keeffe unos 30 años antes. Por lo tanto, modificó su carta para que se correspondiera con la premisa y el subtítulo del comunicado de prensa de 1946. Lo agregó entonces o poco después, cuando preparaba el artículo “Eso es Georgia”, que se publicó en Saturday Review (1950). En él citaba la frase y la historia de su origen, al igual que en su libro sobre O’Keeffe publicado de manera póstuma, Una mujer en papel30.
Stieglitz falleció el 13 de julio a los 86 años mientras se llevaba a cabo la exposición de O'Keeffe, pero no sin antes disfrutar de la adulación de la que se lo colmó en el comunicado de prensa de Sweeney y en la respuesta crítica que generaron tanto el comunicado de prensa como la exposición. Si bien estos materiales homenajeaban a O'Keeffe y sus extraordinarios logros, también pusieron a Stieglitz en el centro de la escena. Por ejemplo, en el comunicado de prensa, Sweeney sostenía: “Durante más de una década [Stieglitz ha] presentado al público estadounidense la pintura y la escultura más modernas del extranjero, así como el arte estadounidense más avanzado”. Además, destacaba el papel que Stieglitz había desempeñado en el descubrimiento, la promoción y la defensa del arte de O'Keeffe, las exposiciones anuales que había organizado y las revistas de vanguardia que había fundado, 291 y Camera Work, a las que denominaba “las publicaciones más radicales de su tipo en Estados Unidos”.
De hecho, fue tal la adulación a Stieglitz en el comunicado de prensa, que el crítico de Art News llamó la atención al respecto:
La retrospectiva completa de Georgia O'Keeffe en el Museo de Arte Moderno es un evento muy valioso. Si la recorre antes de leer el catálogo [comunicado de prensa], podrá formarse su propia imagen de lo que la artista representa en el arte estadounidense sin las interrupciones del Sr. Stieglitz. No se deje confundir con toda la maravillosa simplicidad de la técnica publicitaria de 291 hasta que se sienta listo para asumirla31.
Nunca se sabrá si Stieglitz le sugirió el subtítulo de la exposición a Sweeney o si jugó un papel en la elaboración del comunicado de prensa, pero la exposición de 1946 benefició a ambos artistas. El comunicado de prensa destacó la importancia de los innovadores dibujos al carboncillo de O'Keeffe al tiempo que hizo alusión a la “Mujer en papel” de Stieglitz, y validó el mito de su presciencia al darse cuenta de inmediato de su potencial ya en 191532. La exposición y el comunicado de prensa vincularon de manera inexorable a los dos artistas, conectando al envejecido Stieglitz con la estrella en la que la joven O’Keeffe se había convertido y otorgándole a Stieglitz un lugar permanente en el material que se publicara sobre O’Keeffe. De hecho, no es posible hablar de la vida, el arte o la carrera de O'Keeffe sin mencionar a Stieglitz.
Si bien es posible que esto siga siendo así, en la actualidad por primera vez queda claro que Stieglitz no era tan intuitivo en 1915 como lo implicaba el mito de su exclamación “Por fin, una mujer en papel”. Tanto la frase como la historia de su origen recién se le ocurrieron más de una década después, cuando las ideó como herramienta promocional. Stieglitz no tenía manera de saber que la frase no formaba parte de la carta de Pollitzer que describía la reacción de él al ver la obra de O'Keeffe por primera vez, sino que fue añadida décadas más tarde. Tampoco podía imaginar que dicha carta terminaría revelando como un mito el comunicado de prensa de 1946 y su subtítulo tomado de la afirmación que Stieglitz había pronunciado, ya en 1915, "Por fin, una mujer en papel".
Notes
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Para una valoración de las críticas que recibió la exposición en 1946, ver Barbara Buhler Lynes, “Georgia O’Keeffe y Henry Moore: íconos, innovadores y voces autorizadas”, Moore y O’Keeffe: del hueso y la piedra al óleo y el bronce, cat. de la exposición (San Diego: Museo de Arte de San Diego, 2023), de próxima publicación. ↩︎
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La primera exposición fue la Josephine Joy, realizada en 1942. ↩︎
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Tanto el comunicado de prensa de la exposición como las fotografías de la instalación están disponibles en el sitio web del Museo de Arte Moderno: https://www.moma.org/calendar/exhibitions/2851. Según las cartas que intercambiaron O'Keeffe y Sweeney después de 1946, Sweeney siguió trabajando en el ensayo del catálogo, aunque nunca lo terminó. ↩︎
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Según el comunicado de prensa, la carta de enero se escribió el 4 de noviembre de 1915, dato que es erróneo. ↩︎
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Ver Alfred Stieglitz, "Georgia O'Keeffe-C. Duncan-Réné [sic] Lafferty", Camera Work, n.º 48 (octubre de 1916): 13. ↩︎
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Alfred Stieglitz a Anne Brigman, fines de 1917 o principios de 1918, caja 8, carpetas 169-73, archivo de Alfred Stieglitz/Georgia O'Keeffe, Yale Collection of American Literature, Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Universidad de Yale (en adelante, “AS/OK”). ↩︎
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Alfred Stieglitz a Georgia O'Keeffe, 31 de marzo de 1918, AS/OK. ↩︎
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Anita Pollitzer a Georgia O'Keeffe, 31 de diciembre de 1915, caja 208, carpeta 3649, AS/OK. https://collections.library.yale.edu/catalog/32191697?child_oid=32192109. ↩︎
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O'Keeffe conocía a Macmahon desde 1914, cuando ambos impartían cursos de verano en la Universidad de Virginia, y, para 1916, ya habían forjado una relación mucho más estrecha. ↩︎
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Georgia O'Keeffe a Arthur W. Macmahon, 8 de enero de 1916, en Roxana Robinson, Georgia O'Keeffe: Una vida (Waltham, MA: Brandeis University Press, 2021), 654. ↩︎
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El sobre de la carta lleva la fecha de matasellos del 1 de enero de 1916. ↩︎
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Ver Nancy Scott, “La correspondencia entre Pollitzer y O'Keeffe”, Fuente: Notas en la Historia del Arte 3, n.º 17 (otoño de 1985): 34-41; y Clive Giboire, ed., Lovingly Georgia: Correspondencia completa entre Georgia O'Keeffe y Anita Pollitzer, con introducción de Benita Eisler (Nueva York: Simon & Schuster, 1990), 115. ↩︎
-
Ver Anne Middleton Wagner, Tres artistas, tres mujeres: el modernismo y el arte de Hesse, Krasner y O’Keeffe (Berkeley: University of California Press, 1996), 35 y n.º 12. ↩︎
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Ver Louis Kalonyme, "Georgia O'Keeffe: una mujer en pintura", Creative Art 2 (enero de 1928): xxxiv–xl. En su libro, Herbert Seligmann, otro amigo de Stieglitz, registró la historia que dio origen a la frase pronunciada por Stieglitz en 1926, pero utilizó las palabras Al fin en lugar de Por fin: "Stieglitz contó hoy [6 de enero de 1926] cómo conoció a O'Keeffe.… una joven, Anita Pollitzer.… entró con un rollo de dibujos bajo el brazo. ‘Me han pedido en una carta que no se los muestre a nadie.… pero pertenecen a este lugar’.… Al ver el primero, Stieglitz exclamó: “Al fin una mujer en papel'”. Pero el libro de Seligmann no se publicó hasta 1966. Ver Herbert J. Seligmann, Conversaciones con Alfred Stieglitz: notas sobre algunas de ellas, 1925-1931 (New Haven, CT: Yale University Library, 1966), 23. Dado que el uso de mayúsculas y la puntuación de las frases varían en los materiales publicados, a fin de evitar confusiones, se hace referencia a ellas aquí como “Por fin, una mujer en papel” y “Al fin, una mujer en papel”. ↩︎
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Ver Biografía actual, junio de 1941, 62-63. ↩︎
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Ver Barbara Buhler Lynes, O’Keeffe, Stieglitz y los críticos, 1916-1929 (Ann Arbor, MI: UMI Research Press, 1989; Chicago: University of Chicago Press, 1991), Kathleen Pyne, Modernismo y la voz femenina: O’Keeffe y las mujeres del círculo de Stieglitz (Berkeley: University of California Press, 2008); y Marcia Brennan, El género en la pintura, construcción de la teoría: el círculo de Alfred Stieglitz y la estética formalista estadounidense (Cambridge, MA: MIT Press, 2001). ↩︎
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Ver Daniel Catton Rich, Georgia O’Keeffe (Chicago: El Instituto de Arte de Chicago, 1943), 17. ↩︎
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Ver Barbara Buhler Lynes, “El lenguaje de la crítica: su efecto en el arte de Georgia O'Keeffe en la década de 1920” en Georgia O'Keeffe: de lo lejano, de cerca, eds. Ellen Bradbury y Christopher Merrill (Lectura, MA: Addison-Wesley Press, 1992), 43-55. Reimpreso en Women’s Art Magazine, n.º 51 (marzo-abril de 1993): 4-9; y “Georgia O’Keeffe, un fenómeno estadounidense: cuestiones de identidad” en Georgia O’Keeffe, ed. Barbara Buhler Lynes (Milán: Skira Editore, 2011), 13-20. En la década de 1920, O'Keeffe emprendió una campaña silenciosa para distanciar su arte de las lecturas sexualizadas de las que era objeto. En la declaración que hizo para su exposición en 1939, manifestó abiertamente su preocupación por primera vez: “Bueno, logré que se tomaran el tiempo para ver lo que yo vi, y cuando se tomaron el tiempo para observar realmente mi flor, la cargaron con todas sus asociaciones de flores, y escriben sobre mi flor como si yo pensara y viera lo que ustedes piensan y ven de la flor, y no es así”. Declaración en Georgia O'Keeffe: exposición de óleos y pasteles (Nueva York: An American Place, 1939), s. l. ↩︎
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Ver Rich, Georgia O’Keeffe, 21. ↩︎
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Stieglitz también expuso la obra de O’Keeffe en Nueva York ese año. ↩︎
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Ver Janet Hollis, "Dos mujeres estadounidenses en el arte: O'Keeffe y Cassatt", Delphian Quarterly 28 (abril de 1945): 10 y “Georgia O'Keeffe: ‘Por fin, una mujer en papel’”, U.S.A. An American Review 2, n.º 8 (1945): 95-96. ↩︎
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Comunicado de prensa del Museo de Arte Moderno. ↩︎
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Ver Barbara Buhler Lynes, “Georgia O’Keeffe y el feminismo: un problema de posición”, en La ampliación del discurso: historia del arte y feminismo, eds. Norma Broude y Mary D. Garrard (Nueva York: HarperCollins, 1992), 436-449. ↩︎
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Ver Gladys Oaks, “Usos de la disparidad entre el escritor radical y la artista: esta es una era industrial, le dice Michael Gold a Georgia O'Keefe [sic], que cree que él está confundido”, The World, 16 de marzo de 1930, sección de mujeres 3. Ver también Lynes, “Georgia O’Keeffe y el feminismo: un problema de posición”; Brennan, El género en la pintura, construcción de la teoría; y Linda M. Grasso, Iguales bajo el cielo: Georgia O’Keeffe y el feminismo del siglo XX (Albuquerque: University of New Mexico Press, 2017). ↩︎
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Ver Giboire, Afectuosamente, Georgia, 117. ↩︎
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Ver Henry McBride, “O'Keeffe en el museo: una exposición que confirma la opinión que tiene el público hace tiempo”, The Sun (Nueva York), 18 de mayo de 1946, 9. ↩︎
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Ver de James Johnson Sweeney para el Sr. [Monroe] Wheeler, 11 de mayo de 1946; y del Sr. [Monroe] Wheeler para el Departamento de Fotografía, 13 de mayo de 1946, Exposiciones del Museo de Arte Moderno, 319.3, Archivos del Museo de Arte Moderno. ↩︎
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Más de cuarenta años después de la muerte de Stieglitz, O’Keeffe ayudó a organizar una amplia exposición de la “Mujer en papel” de Stieglitz en el Museo de Arte Moderno en 1978, el primer proyecto en el que ella trabajó antes de su muerte y que llevó la obra y la reputación de Stieglitz de vuelta al centro de la escena. En 1983, se llevó a cabo otra exposición de Stieglitz en la Galería Nacional de Arte, en Washington, D. C. ↩︎
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Ver Anita Pollitzer, Harper's Bazaar 80, n.º 2816 (agosto de 1946): 169. ↩︎
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Ver Anita Pollitzer, “Eso es Georgia”, Saturday Review of Literature 33, n.º 44 (4 de noviembre de 1950): 41-43; y Una mujer en papel (Nueva York: Simon & Schuster Books, 1988), 48. Pollitzer tuvo que haber insertado la frase antes de que O’Keeffe le entregara las cartas que había recibido de ella a la Biblioteca Beinecke, ya que la frase escrita con lápiz está en la carta de 1915 que se encuentra allí. O’Keeffe le entregó una gran cantidad de correspondencia y otros materiales a la biblioteca en 1949, pero no se han encontrado listas detalladas de lo que incluían, por lo que resulta imposible establecer una fecha exacta de la donación de O’Keeffe. ↩︎
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Ver Art News 45, n.º 4 (junio de 1946): 51. ↩︎
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Irónicamente, ninguna de las abstracciones al carboncillo que O’Keeffe realizó en 1915 formó parte de la exposición, que solo incluyó tres obras en papel. Ver Barbara Buhler Lynes, Georgia O’Keeffe: catálogo razonado (New Haven, CT: Yale University Press, 1999), 1:64, 1:157. ↩︎