Introducción

  • Ariel Plotek, Museo Georgia O'Keeffe
Fotografía en blanco y negro. Una mujer, Georgia O’Keeffe, que luce un sombrero y un abrigo oscuro, mira hacia arriba y a la derecha, sus manos se juntan alrededor del botón de su cuello alto, a la altura de la garganta. La cabeza y las manos prácticamente llenan la imagen. Tiene ojos oscuros, nariz recta con la punta redondeada y pómulos altos. Tiene la boca cerrada y el labio superior es más oscuro que el inferior. El sombrero de copa alta y ala corta, le llega hasta las cejas gruesas y por encima de las orejas. El botón de su abrigo de cuello alto brilla al entrar en contacto con la luz. Con los dedos índice y pulgar de la mano ubicada a nuestra izquierda, O’Keeffe dibuja una ‘O’ al insertar el botón. Sus otros dedos se curvan hacia adentro mientras su palma gira hacia nosotros, de modo que sus dedos parecen una ola en cresta. El dedo medio de esa mano también toca el botón, y esos dedos se curvan hacia su palma, que mira hacia nuestra izquierda. A sus espaldas, se ve una obra abstracta que muestra un objeto redondeado de color claro con un campo más oscuro. El área redondeada crea una especie de halo alrededor de su cabeza. El rostro y las manos están apenas fuera de foco.
Alfred Stieglitz. Georgia O’Keeffe, 1918. Platinotipia, 23,49 x 18,41 cm. Museo Georgia O’Keeffe. Obsequio de la Fundación Georgia O’Keeffe. Ver en el sitio web del Museo O’Keeffe.

O’Keeffe, Stieglitz y los críticos, 1916-1929, de Barbara Buhler, fue publicado en 1989, tres años después de la muerte de Georgia O’Keeffe y tres años antes de que se le pidiera a Lynes escribir Georgia O’Keeffe: catálogo razonado, publicado en 1999. Se trata del más minucioso análisis de las primeras reseñas críticas acerca de O’Keeffe que se hubiera podido emprender en aquel momento; incluye una gran cantidad de notas al pie y una bibliografía seleccionada que abarca 18 páginas. Sin embargo, este estudio no incorporó mucha de la correspondencia personal de O’Keeffe, incluyendo cientos de cartas que en esos años Georgia O’Keeffe intercambió con Alfred Stieglitz. Dicho material, guardado en la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la Universidad de Yale, estuvo restringido (por indicación de la propia O’Keeffe) durante 25 años después de su muerte. Esta correspondencia incluye destellos de las respuestas personales de O’Keeffe y de Stieglitz a esta crítica tan pública, información a la que no tuvo acceso Lynes en 1989. No obstante, O’Keeffe, Stieglitz y los críticos sigue siendo una obra de referencia. Detalla la recepción inicial que tuvo el trabajo artístico de O’Keeffe en Nueva York y las exposiciones que la convirtieron en la artista más comentada del país.Esta publicación continúa esta tradición.

Sin exposiciones no habría críticas, y la historia de las exposiciones de O’Keeffe (y la literatura que las acompañan) continúa hasta el presente. Desde el comienzo entendimos que no podría esperarse que ninguna publicación de este tipo tuviera la “última palabra”. Por ello nos dimos a la tarea de hacer una selección: un puñado de casos de estudio que, en conjunto, pudieran formar una narrativa. Buscamos ayuda para realizar esta selección, y me gustaría expresar mi gratitud por los aportes que recibimos del equipo de curadores y de investigación, como Jennifer Foley, Liz Ehrnst y Liz Neely, así como también de las autoras de los ensayos, a quienes consultamos sobre esta cuestión. Decidimos que nos concentraríamos en exposiciones organizadas durante la vida de la artista, tomando ejemplos cruciales entre 1917 y 1975. El resultado son los cuatro ensayos que siguen. El primero y el último, de Alexandra Dean y de Amy Von Lintel, abordan más de una exposición. Dean repasa las respuestas críticas a las primeras exposiciones de O’Keeffe en Nueva York, el origen del “culto a la personalidad” que rodeó a la artista y, en un sentido más amplio, los límites entre su arte y su vida; por su parte, Von Lintel relata la historia de la conexión de O’Keeffe con la región oeste a través de Texas, incluyendo exposiciones tanto en Dallas como en Fort Worth.El segundo y tercer ensayos de este grupo, a cargo de Sarah Kelly Oehler y de Barbara Lynes, se centran en las exposiciones precursoras de O’Keeffe en Chicago y Nueva York; específicamente en el Instituto de Arte de Chicago en 1943, y en el Museo de Arte Moderno en 1946.

En lugar de una narrativa “institucional” única, nos gratifica que estas cuatro colaboradoras ofrezcan una pluralidad de voces. No obstante, ciertos temas que atraviesan esta publicación unen las narrativas individuales. Junto con las respuestas contemporáneas al arte de O’Keeffe, observamos que, en los debates sobre estas exposiciones ya se hacía hincapié en la identidad de la propia artista. No hay frase que refleje esto con mayor énfasis que la que se atribuye a Alfred Stieglitz: “Por fin, una mujer en papel”. La desmentida que hizo Lynes sobre esta cita, adjudicada a Stieglitz en 1915, como mera leyenda sirve para recordar que la narrativa de O’Keeffe sigue estando sujeta a revisión, aún si ilustra la durabilidad de los prejuicios y su calidad de apócrifo que continúa dando forma a nuestro entendimiento de Georgia O’Keeffe.

Fotografía en blanco y negro. Una mujer, Georgia O’Keeffe, que luce un sombrero y un abrigo oscuro, mira hacia arriba y a la derecha, sus manos se juntan alrededor del botón de su cuello alto, a la altura de la garganta. La cabeza y las manos prácticamente llenan la imagen. Tiene ojos oscuros, nariz recta con la punta redondeada y pómulos altos. Tiene la boca cerrada y el labio superior es más oscuro que el inferior. El sombrero de copa alta y ala corta, le llega hasta las cejas gruesas y por encima de las orejas. El botón de su abrigo de cuello alto brilla al entrar en contacto con la luz. Con los dedos índice y pulgar de la mano ubicada a nuestra izquierda, O’Keeffe dibuja una ‘O’ al insertar el botón. Sus otros dedos se curvan hacia adentro mientras su palma gira hacia nosotros, de modo que sus dedos parecen una ola en cresta. El dedo medio de esa mano también toca el botón, y esos dedos se curvan hacia su palma, que mira hacia nuestra izquierda. A sus espaldas, se ve una obra abstracta que muestra un objeto redondeado de color claro con un campo más oscuro. El área redondeada crea una especie de halo alrededor de su cabeza. El rostro y las manos están apenas fuera de foco.
Alfred Stieglitz. Georgia O’Keeffe, 1918. Platinotipia, 23,49 x 18,41 cm. Museo Georgia O’Keeffe. Obsequio de la Fundación Georgia O’Keeffe. Ver en el sitio web del Museo O’Keeffe.